Hola!
La vida tiene una manera de presentarnos desafíos que transforman nuestras perspectivas de maneras profundas. Para mí, recibir un diagnóstico de enfermedad grave, seguido por la trágica pérdida de mi querido hermano hace años, se convirtió en momentos clave que redefinieron mi prioridades de lo que realmente importa. Estas experiencias me enseñaron que nuestros activos más valiosos no siempre son lo que la sociedad considera significativo; más bien, residen en nuestra salud, familia y el tiempo de calidad que pasamos con nosotr@s mism@s y nuestros seres queridos.
La Llamada de Atención
Cuando tenía 21 años, me diagnosticaron una grave enfermedad genética que causó ceguera en todos los miembros afectados en las tres últimas generaciones de mi familia que he podido conocer. Hasta donde sé, sentí que mi mundo se había vuelto del revés.
De repente, me enfrenté a mi propia fragilidad, obligándome a considerar lo que significaba vivir una vida saludable. Mi enfoque cambió de las ambiciones profesionales y las expectativas sociales a priorizar mi bienestar. Comencé a darme cuenta de que ninguna posición, salario o posesión de lujo podría llenar el vacío de la salud cuando está en juego.
Trágicamente, este momento de introspección fue pronto seguido por la devastadora pérdida de mi hermano en un accidente. No era solo familia; era la persona más amable y cariñosa que he conocido incluso hasta el día de hoy. Su fallecimiento prematuro, dejando atrás a un bebé de 13 meses, me obligó a enfrentar la dura realidad de que la vida es impredecible. Fue un recordatorio inevitable de que mañana no está prometido, y las cosas que a menudo damos por sentadas pueden desvanecerse en un instante.
Reevaluando Prioridades
Estas experiencias provocaron una gran reevaluación de mi vida. Comencé a entender que nuestros activos más valiosos no son posesiones materiales, sino más bien los elementos intangibles que enriquecen nuestras vidas: nuestra salud, nuestras relaciones y nuestro tiempo.
Salud (❁´◡`❁):
Después de mi diagnóstico, reconocí que la buena salud es la base de todo lo demás. Entonces, ¿y si pudiera romper la cadena de la enfermedad genética en mi familia? ¿Y si pudiera revertir lo que desencadenó el gen no deseado?
Empecé a enfocarme en el bienestar—tanto físico como mental. Una dieta equilibrada, ejercicio regular y prácticas de manejo del estrés se convirtieron en imprescindibles. Viajé por el mundo para aprender técnicas que me ayudarían. Priorizar la salud no solo se trata de evitar enfermedades; se trata de asegurar una vida de calidad que me permita disfrutar de cada momento.
Familia 💞:
El vínculo que compartimos con nuestros seres queridos es irremplazable. Después de perder a mi hermano, cambié mi enfoque de escalar en la empresa a invertir en relaciones que importan. Las reuniones familiares, las comidas compartidas con amig@s y simplemente estar presente con quienes amo se convirtieron en mis nuevas prioridades. Las vivencias familiares y los recuerdos de las experiencias compartidas con nuestros seres queridos son tesoros invaluables que enriquecen mi vida mucho más allá de cualquier promoción.
Calidad de Tiempo😊:
Finalmente, aprendí a valorar el tiempo—tanto el que paso con otros como el que dedico para mí misma. Comencé a reservar momentos para la autorreflexión, los pasatiempos y la relajación. Ya sea una tranquila noche con un buen libro o una aventura con amig@s, estos momentos nutren mi alma de maneras que el trabajo nunca podría.
Lecciones Aprendidas
Ante la enfermedad y la pérdida, descubrí una renovada apreciación por lo que realmente importa. La búsqueda de estatus y riqueza es insignificante en comparación con las alegrías de la salud, la familia y disfrutar de calidad de tiempo. Ahora veo estos como mis activos más valiosos, dignos de ser protegidos con fervor. La vida es demasiado corta para dejarse consumir por la carrera sin fin; en su lugar, debemos atesorar los momentos que realmente nos definen.
Estas lecciones no solo han transformado mi destino, sino que también me han equipado para ayudar a individuos y corporaciones a mejorar sus propias vidas. Al compartir mis conocimientos, ayudo a otros a reevaluar sus prioridades y fomentar una cultura que valore el bienestar y las conexiones significativas.
A medida que continúo en este camino, animo a otr@s a reflexionar sobre sus propias prioridades. ¿Qué valoras más? ¿Estás cuidando tus activos más preciados? Nunca es demasiado tarde para reevaluar y tomar decisiones que se alineen con lo que realmente te trae felicidad. Después de todo, los verdaderos tesoros de la vida a menudo no están en lo que poseemos, sino en el amor que compartimos y las experiencias que creamos.
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Inma Moreno Coach
Master en PNL y Time Line Therapy®
